Creyéndonos una raza inteligente, extraterrestres me secuestraron, al azar, para conocer más sobre la Tierra.
¡Qué vergüenza! A interrogantes como: “¿Por qué las hojas cambian de color en otoño?”, “¿Hacia dónde emigran las mariposas?”, “¿Por qué algunas semillas requieren fuego para germinar?”, intenté elaborar ciertas teorías pero sin éxito: ellos constantemente me corrigieron. “¿Entonces no sabes nada?”, me preguntaron. “Bueno, conozco el secreto de la felicidad: aprendí a emborracharme sin levantar sospechas ni dar problemas”.
Decepcionados, me trajeron de vuelta. “Déjenme en mi casa”, pedí. “No, iremos a Alcohólicos Anónimos”.
¡Hasta pa eso creen saber más que yo esos pedantes!