Yo quiero ser el Joker, pero mi mamá este 2022 igual me disfrazó de cebolla. Quizás porque la hago llorar. Tal como el 2021, que insistió que fuera un inodoro. Quizás porque quiere tirarme por el desagüe.
Tras recorrer el barrio, volví a casa. Toqué a la puerta y: “¿Dulce o travesura?”. Abrió mi mamá y, atrás, noté que mi hermano se paseaba caracterizado como Joker. Quizás porque soy adoptado. “Arturo, salgamos y te explico”. Tomé un fierro y lo atravesé en su pie hasta anclarlo al suelo. “No se preocupe, mamá -respondí-. Quédese con su familia. Yo salgo solo”.
Tremendo tu relato, Julio David. Hay emociones concentradas que traspasan.
ResponderEliminarMil besitos y feliz mes.
Parece que se sintió algo abandonado.
ResponderEliminarUn abrazo terrorífico.
Me he quedado clavada sin necesidad de fierro en el pie.
ResponderEliminarBesos.
Poca venganza me parece para un niño tan abandonado.
ResponderEliminarSaludos.
Michael necesita un nuevo sustituto. Y ya lo hemos encontrado.
ResponderEliminarAl final tuvo que explotar, se veía venir.
ResponderEliminarUn abrazo.
las relaciones de familia siempre son complicadas
ResponderEliminarbuena jornada
Los que dan miedo no son los muertos, sino los vivos.
ResponderEliminarUn abrazo.
jajajaja, qué rico :-D
ResponderEliminarUn fuerte abrazo, Joaquín y feliz finde :)
Diré que gracias a todo y... ya está jaja
EliminarUn abrazo psicológico.
Madre mía, Julio, que tremendo, pero es que muchos adultos ignoran que para los niños todo es trágico o sublime, hasta que aprenden de los adultos a fingir. Genial micro.
ResponderEliminarUn abrazo,
Guau! Tremendo.
ResponderEliminarBravo!👏🏼👏🏼👏🏼👏🏼👏🏼