Te puedes imaginar a esta conductora, Li, con la angustia puesta en el acelerador, en su madre enferma en el asiento trasero, rumbo a una deuda hospitalaria que hundirá su último pilar económico. Lo único que juega a su favor es lo vacía que está la avenida Chang'an a esa hora de la noche. Razón por la que, dada la velocidad, no alcanzó a frenar cuando atropelló a Suyin. Ya te puedes imaginar entonces el porqué Li detuvo el vehículo y dio marcha atrás rematándola en el suelo. Entiéndela. Está en quiebra: no puede costear la hospitalización de dos mujeres.
Uf, es que hay situaciones duras :-)
ResponderEliminarUn abrazo
Hay decisiones que se toman en caliente y pasan estas cosas.
ResponderEliminarAbrazos.
Tremenda decisión la de esta mujer. No se yo si no traerá consecuencias posteriores más graves de las que quiere evitar.
ResponderEliminarUn abrazo julio.
Bueno, normal normal... Será cosa de la pandemia esa china, para más señas!
ResponderEliminarAbrazo Julio.
Iba a poner una carcajada, pero se me podía tomar a mal.
ResponderEliminarUn abrazo.
No se aleja mucho con el dilema de la última cama...
ResponderEliminarMas dramatico no hay !!!!
ResponderEliminarapaaaaa...ajajajjajaj
ResponderEliminarBueno a favor solo voy a decir que nunca sabemos con exactitud quienes somos , hasta que estamos en situaciones extremas..
No me gustaría estar en la situación de Li.
ResponderEliminarBesos.
Una decisión sin duda muy práctica, sobre todo para su bolsillo, y a la vez resolutiva. Mala suerte la de Suyin.
ResponderEliminarAbrazos.
¡Hola, Julio David! Un micro que contiene un profundo dilema moral y ético ante el que muchos obrarían igual. Y es que la vida y la mente humana es mucho más compleja de la simplicidad de lo correcto. Un abrazo!
ResponderEliminarSinceramente, no me gustaría estar en una situación similar.
ResponderEliminarPero reconozco que el micro es como si tuviera vida verdadera.
Un abrazo, Julio.
A grandes males grandes remedios.
ResponderEliminarEs la ley de la selva.
Qué duro me ha parecido. Pero parece lo que cualquiera haría en caso de estar ahí.
ResponderEliminarAbrazos Julio.
Bueno, cosa normal, es que los chinos son así... Bueno, los chinos y los no chinos...
ResponderEliminarMuy duro, pareciera que no hay más opciones...
ResponderEliminarBesos.
Si es que ya se sab e que no se pueden cruzar las calles en China. Abogo por pasos elevados O_O
ResponderEliminarUn abrazo :-D
¡Líbranos de todo mal y peligro! Es cuanto puedo decir, después de dejarte un saludo.
ResponderEliminarSiempre me han intrigado estas cadenas de sucesos tragicos. Pareciera que un error lleva a otro y otro cada vez mas grave. Asi ocurrieron los grandes desastres que a veces novelan en Holliwood o incluso el de Chernobyl
ResponderEliminarUna es más que suficiente, cualquiera lo sabe.
ResponderEliminarSaludos,
J.
A eso se llama: "estar entre la espada y la pared".
ResponderEliminarAhí te dejo un abrazo, Julio David.
Que fuerte Julio David, una decisión complicada de tomar, entendible si nos ponemos en su lugar y en su país.
ResponderEliminarVa un abrazo
Puri
Tremendo relato. ¿Será verdad que nuestra mente puede llegar al extremo de obcecación tal, como para no distinguir el bien del mal?
ResponderEliminarSAludos.
Bruce Lee y el tendero de mi barrio son los únicos chinos emotivos que conozco, el resto los intuyo calculadores, comerciantes y poco empáticos como tu Li, creo que me influyen las pelis.
ResponderEliminarUy se me aflojan las piernas de imaginar el sonido y la sensación de las ruedas sobre alguien..., era una de mis pesadillas cuando conducía...
Mira que eres, Julio.
Un beso,
Cuando la vida no te presenta opciones, cuando la sociedad aprieta tu cuello debajo del agua... La locura... inevitable.
ResponderEliminarMuy grande tu relato... Impresionante. A tus pies. 👏🏼👏🏼👏🏼👏🏼👏🏼