Hola, Maya. ¿Te conté? Poco después de que decidiste terminar nuestra relación (disculpa que te saque el tema otra vez), adopté a una perrita. Es un amor. Y como sé que nunca la verás, te lo cuento aunque no te interese. Es una quiltra con quien bailo reggaetón, comemos muchas galletas y nos dormimos con la tele prendida. Me recuerda a ti, a nosotros... Pero ahora supongo que le mueves la cola a otro.
Me frustra saber que entre tú y yo algo quedó pendiente.
Por eso a la perra le puse tu nombre y le pego todos los días.
Hasta antes de la última línea pensé en mi perrito, que hacemos muchas cosas juntos, pero al final me has dejado helada y a mi cachorrito también, que se ha ido a meter debajo de la cama.
ResponderEliminarAbrazo, buen fin de semana.
Uf, qué final tan horripilante. Quién sabe cuántas veces real.
ResponderEliminarMuy buen texto. Un abrazo
Alguién que no piensa cambiar nunca.
ResponderEliminarAbrazos.
Vengeance, vengeance!!
ResponderEliminarPobre animal, qué culpa tiene de vuestros rollos. Mejor haberte comprado una muñeca hinchable con su cara para descargar sobre ella todas tus frustraciones.
ResponderEliminarUn abrazo.
Hola Julio, ufff me parece muy cruel maltratar a un pobre animal, las cosas se arreglan entre las personas y no pagando las frustraciones con un pobre perro que no tiene culpa ninguna.
ResponderEliminarBesos.
No sé yo si vas a conseguir premio con este texto... :)))))
ResponderEliminarAbrazos Julio.
PD: Espero el siguiente...
Vaya...
ResponderEliminarTriste.
Una historia con un final tremendo, nunca me lo imaginé, parecía tan cariñoso con el perrito y lo que escondía era otra cosa. Muy bien llevado del tema de fondo
ResponderEliminarUn abrazo Julio David.
Puri
Je, je, je... Veo que a tu perrita se le queda muy corto aquello de que el perro es el mejor amigo del hombre. Un abrazo!!
ResponderEliminarNo es sencillo decir tanto en tan pocas palabras. A medida que el relato avanza van saliendo sorpresas distintas. ¡Fantástico, de verdad!
ResponderEliminarUn abrazo
Provocador... como siempre.
ResponderEliminarUn beso.
Me has hecho reír, pero inmediatamente he pensado ¡será cafre el tío! Pobre perrita!!!
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ResponderEliminarme temo que la nueva Maya va a volver a dejar plantado a tu protagonista
ResponderEliminarsaludossss julio
Pero si la culpa no es del perro, sino de quien le da de comer...
ResponderEliminarSaludos,
J.
jjajajajajjajajajjajaja pobre Maya...que no le toque lavar los platos rotos... jjajajajja a no desquitarse pobrecita ...ajjajajajaja Muy bueno!!
ResponderEliminarVaya microhistoria, un cosmos oscuro rodea a este ser, no me extraña que lo abandonaran, no se quiere ni a si mismo, lo siento por la perra, valiente... Lo peor es que existen seres así, un micro real el que nos compartes, compañero. Feliz día
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