Ilusionado, le dedicó un microrrelato fantástico sobre viajes, búsquedas y guerras. Travesía dolorosa pero romántica que trae recompensa, una moraleja que eduque, los deslumbre por siempre. A las puertas del castillo, la salva del dragón que la custodia, rompe todos los hechizos habidos y por haber, y se casan. Le manda el texto por correo. Ella responde: “Muchas gracias, pero soy una mujer empoderada y no necesito el rescate de nadie, yo puedo sola”.
Años después, al rememorar lo escrito, ella cierra los ojos y llora porque cree perdida su oportunidad. Él también llora, porque no cree tener ninguna esperanza.
Para mí, que ella tenia una historia con el dragón.
ResponderEliminarAbzo
Lloremos todos pues.
ResponderEliminarUn abrazo.
Hasta el apuntador termina llorando.
ResponderEliminarUn abrazo.
Absolutamente extraordinario. Mucha verdad en este bonsai
ResponderEliminarGracias
Isaac
Por fin todo acabe en lagrimas !!!
ResponderEliminarAsí de duro es vivir.
ResponderEliminarY recordar lo que pudo ser y no fue.
Pasa, eso pasa, que los prejuicios nos atan. No dejan paralizados.
ResponderEliminarUn abrazo
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarEl tema de tener equivocados los conceptos; el de no encontrar un equilibrio y que sólo haya extremos... la falta de una verdadera comunicación...
ResponderEliminarTus letras dan para reflexionar y conversar mucho... un beso.
A veces, no sabe uno qué hacer.
ResponderEliminarSupongo que una, tampoco.
Saludosss
Las princesas seguimos existiendo, y aunque no lo necesitemos nos gusta que un caballero se invente dragones de los que rescatarnos.
ResponderEliminar:))
Nunca volvió a escribir, ni a creer en sí mismo, se hundió en el alcohol, el sexo de pago, las drogas, los hijos ilegítimos y las hipotecas imposibles de cubrir sin un trabajo fijo.
ResponderEliminarPero vamos, a nadie más le importa.
Saludos,
J.
Triste pero cierto. Desafortunadamente la palabra "Empoderamiento" confunde y causa daño si no se entiende ampliamente. Definitivamente que se quede con el dragón.
ResponderEliminarUn abrazo.
ResponderEliminarEsa odiosa palabra, sin duda, confunde los deseos con la realidad.
Salud-os
Los cuentos de hadas han cambiado mucho.
ResponderEliminarUn saludo
Hoy dia, a mi, no se me ocurriria liberar a una mujer de ningun dragon... Viven muy felices con ellos...
ResponderEliminarUn abrazo, amigo
Je!
ResponderEliminarDespués del burro muerto...
La cebada, al rabo.
Saludos
Ya lo dijo el siglo pasado sabina: Las chicas ya no quieren ser princesas.
ResponderEliminarYa pueden solas. Es bueno que ella lo tenga claro.
Pero eso de desaprovechar profundizar las oportunidades que puede tener un tipo con tanta imaginación no es una buena opción. De esos hay pocos.
Creo que es el cuento de nunca acabar de los malentendidos. Y rara vez uno se sienta a escuchar al otro y a hablar lo más claro que se pueda de lo que uno siente.
ResponderEliminarAbrazos Julio.
Pues yo a veces no puedo sola y agradezco que me ayuden.
ResponderEliminarBesos.
Bom dia Júlio. Sou seguidor número 133. Gostaria de saber se você pode seguir o meu blogue também? Obrigado.
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