Un mendigo hizo amistad con una aldeana. Ella le convidaba frutas cuando venía de comprar. Pronto las conversaciones y preocupaciones fueron en aumento, hasta que una noche de invierno lo invitó a dormir a su casa. Desde ahí afianzaron la relación y las almas se entramaron y los cuerpos.
Cuando ella le dijo, por vez primera, que lo amaba, el mendigo se despojó de sus harapos y dejó ver un atuendo de príncipe impecable: “Ahora que sé que me amas por lo que soy y no por lo que tengo, es que te hago mi princesa”.
La mujer lo echó.
Bien hecho.
ResponderEliminarUn abrazo.
Un final contracorriente. Y es que nunca sabes cómo van a reaccionar las mujeres.
ResponderEliminarSaludos.
Una mujer digna.
ResponderEliminarUn abrazo.
La confianza no debería tener que ganarse, ;)
ResponderEliminarMuy divertido, Julio David.
Un fuerte abrazo.
Es que engañar está muy feo
ResponderEliminarUn abrazo
Aún que no le dio con un palo en la cabeza!!!
ResponderEliminarLo merecía.
Las mentiras interesadas, nunca son buenas en cuestiones de amor.
ResponderEliminarTe dejo un abrazo, Julio David.
Los engaños engaños son, aunque tengan "buena" intención
ResponderEliminarUn abrazo
Yo no la entiendo muy bien a ella, yo no habría actuado así, pero será que a mí sí me hace ilusión ser princesa jajajaa.
ResponderEliminarDejas de hacernos preguntas difíciles para contarnos historias que igualmente nos descolocan. Eres malo, tocayo :P
¡Un abrazo!
Ni modo, se perdió la vida relajada, jeje.
ResponderEliminarEso de poner a prueba a alguien es de un desconfiado. Mejor lejos...
ResponderEliminarAbrazo, Julio.
Eso le pasa al principe por bocazas.
ResponderEliminarPorque no limitarse a amarla con pasión, hacerle reír y tratarla como una reina, y que siguiera en el misterio que él era un principe cansado de que nadie lo amara de verdad.
Pero eso de alardear es tan masculino...que no me extraña como acaba el cuento.
Siempre original, Julio.
Un abrazo,
Un príncipe un poco engreído y arrogante...
ResponderEliminar¡Ay! La aldeana debió pensar que si la engañaba de esa manera nada más comenzar la relación, cómo sería cuando la llama de la pasión se apagara, je, je, je... Divertido micro. Un abrazo!
ResponderEliminarEl título es adecuado. Ya que todo ello es un cuento... de hadas.
ResponderEliminarCreativo.
Abrazos Julio.
Si empezamos mintiendo mejor nos seguir adelante, y en este caso la mentira era de las gordas, fingir ser pobre es despreciable.
ResponderEliminarUn abrazo Julio David
Puri
La honestidad lo primero, y el ahorro en fruta gratis lo segundo.
ResponderEliminarEstupendo, como es habitual.
Un abrazo
Un final como corresponde.
ResponderEliminarSaludos,
J.
Eso le pasa por ir "disfrazado" por la vida...
ResponderEliminarUn abrazo Julio David
Lo mejor, sin duda, el final... Tan inesperado... Ay, podía haber vivido como una reina...
ResponderEliminarDesde luego le pasa por engañar y es que ni los principes ni las princesas están de moda y quizás era republicana.
ResponderEliminarUn abrazo
Siempre mejor decir la verdad. Las mentiras no conducen a nada. Viva la honestidad.
ResponderEliminarUn placer leerte.
Besos.
Well done, you have magic in your hands and in your mind too but in your heart I don't know how much...
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