Pasaba fuera de un Sex Shop y una canción empezó a sonar. Entré para poder escucharla mejor. Era de mi infancia remota. Sus notas musicales abrieron mi memoria y corazón como una gozosa flor diurna. Llevaba décadas sin escucharla. Al poco rato el empleado me sacó del trance. “¿Puedo ayudarlo?”. “Por ahora estoy mirando”. Estábamos solos. Me di unas vueltas. De pronto, al segundo coro del tema, me detuve frente a un pene de goma del tamaño de un bate y sollocé. “¿Le trae malos recuerdos?”, preguntó. “Al contrario -respondí- me trae lindos recuerdos”. Quizás qué habrá imaginado el tipo.
Pues cada uno imagina y supone a su manera. Un lugar extraño para evocar la niñez, sin embargo.
ResponderEliminarUn abrazo y feliz día
La música nos trae recuerdos tras las cosas más impensables.
ResponderEliminarUn abrazo.
Contas un curioso alibi para entrar en un sex shop...
ResponderEliminarNo todo es lo que parece.
ResponderEliminarMe alegro leerte de nuevo. Creí que algo extraño había ocurrido, sobre todo al ver desaparecer tus últimas y curiosas entradas.
Saludos.
jajjajajaja...
ResponderEliminarY es que la imaginación es libre!
Abrazos Julio.
Quien sabe lo que pensamos mientras lo pensamos.
ResponderEliminarLindo malentendido... ¿o no?
ResponderEliminarMe alegro que hayas vuelto, Julio.
Abrazos.
Y luego los chismes mi querido Julio, los chismes, jajajaja. Sabes que a ese tío le van los penes enormes, jajajaja.
ResponderEliminarMuy divertido como siempre.
Me alegra leerte de nuevo.
No sé si ya te habrás abierto cuenta en Mewe como casi todos hemos hecho.
Abrazos.
Jajjaa, es que hay gente muy mal pensada eh... jajajaa
ResponderEliminarSaludos.
Y qué canción era? Jajajajaja
ResponderEliminarQué bueno volver a leerte
Un abrazo
Como comprendo a tu protagonista, su añoranza de mejores tiempos y mejores hechuras... y mejores canciones, ya puestos.
ResponderEliminarMe imagino siguiendo una canción ensimismada y topándome con una de esa muñecas hiperrrealistas (nunca entendí ese adjetivo) diseñadas para el goce y ajenas al paso del tiempo y a la fuerza de la gravedad.
Me hiciste reír de nuevo, Julio, conectan nuestras ironías excépticas.
En mi barrio hay un lugar como ése, mi nieta de seis años quería entrar a ver, le dije que era una tienda para mayores.
¿Muy mayores?
Le dije que sí para salir del paso.
Me dijo: "Pues, yaya, cuando tu seas muy mayor entraré contigo para acompañarte"
Un abrazo,
Si es que no se puede uno dejar llevar, y menos en según qué sitios jajajaja. A buen seguro que el dependiente imaginó de todo menos lo que realmente sucedía.
ResponderEliminar¡Bienvenido, tocayo! Ya se te echaba en falta :)
Un abrazo.
Experiencias como este le pueden abrumar a uno... Pero no es cosa grave, basta con suspirar un poco...
ResponderEliminarMuy divertido y ocurrente. Tu protagonista no debe preocuparse por lo que piense el protagonista, seguro que no acertó.
ResponderEliminarMe alegra tu regreso, parece que las musas llegaron con fuerza.
Un abrazo Julio José.
Puri
Perdón Julio David.
ResponderEliminarLa mente de cada uno es libre para pensar y divagar.
ResponderEliminarUn besazo.
Hay muchos malosentendidos como este, lo suyo es reírse pero a veces da una verguenza...
ResponderEliminarSimpático relato.
jajajajajaja
ResponderEliminarDice un refrán gallego "Cada un conta como lle foi na feira" (cada uno cuenta la feria según le haya ido) ... jajaja
ResponderEliminarHay canciones que se graban en nuestro recuerdo y son imborrables.
ResponderEliminarCompraste algo?
Jaja