He llorado mucho, pero tranquilo: lloro de felicidad al
saber que viví la vida que quise. Perdona que mi enfermedad me haya hecho
ausentarme de ti este último tiempo. Pero es bueno, creo yo, que te vayas
acostumbrando a mi ausencia. No creas que te aparto porque ya no te amo. Te
aparto, para que no olvides que después de mí, la vida, generosa, continúa en
otras cosas que también amas; en tu trabajo, en tus amigos, en tus paseos por
el campo. Vive intensamente. Vive para que permanezca latiendo tu corazón. Vive,
pues en tu corazón yo seguiré viva.
Amada:
Ciertamente soy un agradecido del trabajo, los amigos y los
paseos por el campo. Pero soy feliz no porque haga estas cosas: es porque puedo
hacerlas sabiendo que estás conmigo y que al final del día tengo tu cabecita sobre
mi pecho. Y amo tus canas tanto como todavía amo en mi memoria tu pelo negro. Envejecen
nuestros cuerpos, mas yo te amo renovadamente, siempre, por primera vez. Y si
de joven deseaba tenerte, ahora, de viejo, deseo retenerte. Pero como es
imposible, y ya que por cincuenta años ha sido mutua nuestra vida, que sea
también mutua nuestra muerte.
Preciosas cartas de verdadero amor.
ResponderEliminarUn abrazo.
Hasta que la muerte nos separe.
ResponderEliminarsaludos
El amor no entiende de razones, ni de plazos. Lindas misivas, ójala fueran reales, no tuyas, que pudiera ser. La presencia del otro es el acicate para vivir, para seguir viviendo y para sonreír, y seguramente eso es una forma de amor.
ResponderEliminarUn abrazo
Una despedida que
ResponderEliminares un teencuentro eterno.
Un abrazo.
Muy Romeo y Julieta eso... Será que yo no sé dónde estaba cuando se repartió el romanticismo. Jajajaja. Besotes!!!
ResponderEliminarLos amantes de Teruel....Saludos.
ResponderEliminarEn alguna parte deben existir parejas así.
ResponderEliminarSeguro.
Hola Julio, eso es amor de verdad, mis abuelos maternos murió mi abuela y a los dos meses mi abuelo de pena.
ResponderEliminarBesos.
Paso a leerte y me quedo en tu espacio para seguir disfrutando de tus creaciones.
ResponderEliminarUn abrazo.
Dos textos de una gran sensibilidad y de gran realismo.
ResponderEliminarMe consta que se dan con frecuencia en la vida real... Si bien puede que no se sepan expresar con tanta claridad... o algunos percibirla.
¡Chapó Julio!
Fuerte abrazo.