Los trabajadores retornan a sus casas, sin importarles cuáles sean estas. Las puertas de los domicilios están abiertas, y hay niños jugando, música animada, luces multicolores, y parientes en torno a asados de cerdo y cervezas artesanales. Los solitarios son bienvenidos a estas reuniones, ya que no hay quien que no merezca ser recibido por una familia cuando se vuelve del trabajo. Por este viernes dispones de hijos, padres y abuelos, porque ellos te verán como un familiar más (algo así como un tío o primo lejano). Y te preguntarán cómo estuvo tu semana, y te darán consejos y consuelo.
Feliz viernes.
ResponderEliminarSaludos.
Viernes por la tarde, en casa de regreso del trabajo: el mejor momento de la semana. Todo un fin de semana por delante. El domingo por la tarde vuelve a enturbiarse la cosa. Vuelta a comenzar.
ResponderEliminarUn abrazo.
Vengo en seguida, amigo...
ResponderEliminarAsí debiera ser la vida..., o parecida!
ResponderEliminarAbrazo.
Me parece bien. Feliz viernes!
ResponderEliminarDos días de fantasía...
ResponderEliminarSaludos.
Resultó ser un día bastante bonito.
ResponderEliminarSaludos.
Amigo, disfruta del fin de semana... Un abrazo
ResponderEliminarLa rutina, maravillosa rutina. Y así una semana tras otra. Saludos.
ResponderEliminar¡Ah viernes! Si no fuera porque en este día parecen terminar nuestros desvelos.
ResponderEliminarSaludos
Me ha gustado mucho eso de llegar a cualquier lugar y ser bien recibido. Sería grandioso.
ResponderEliminarAbrazo.
Todos los días deberían ser como los de tu relato del viernes.
ResponderEliminarLlenos de expectativas, amables, relajados, hospitalarios y amorosos.
Reconozco que me gustan los viernes desde siempre.
Un beso,