El plan consistió
en vender las últimas dosis de droga con un veneno añadido, para provocar la
intoxicación en sus consumidores. “A ver si también recapacitan”, pensaba don
Vicente mientras las preparaba.
Esa noche ni precio les puso: las regaló. Y
esperó. Esperó a recibir noticias sobre intoxicaciones. La primera que recibió
fue la de su hijo, hallado inconsciente en el piso de un baño.