Al mes de haber desaparecido su hija, los padres dejaron de
buscarla. Esta decisión obedecía al deseo de embellecer el incierto destino de
la persona más querida. ¿Para qué encontrarla, a riesgo de saber que fue
asesinada y quizás bajo qué inhumanas condiciones? Es por esto que, cada
semana, los padres escribían una historia donde situaban a su hija en aventuras
exóticas por el mundo, bella, contenta, plena de aprendizajes y romances de película.
Porque “ese es el fin que merecía”.
La hija leía aquellas historias por la noche, y si alguna le
gustaba depositaba una rosa sobre el cuaderno.
Una bella historia con un final fantástico!
ResponderEliminarUn abrazo.
No es sencillo atrapar con tan pocas frases, felicidades !!!
ResponderEliminarHermoso relato, Julio David, que he leído temiéndome un final "macabro", y todo lo contrario... está lleno de magia.
ResponderEliminarEncantada. Un beso,
Un fin merecedor, me encantó el relato con rosa incluida.
ResponderEliminarUn beso.
Una bella historia y una hija que no aparecía y estaba. Un abrazo
ResponderEliminarSi dejaron de buscarla al mes, o son unos padres horrendos o bien tenían claro que su hija se fue por razones obvias.
ResponderEliminarUn final perfecto y hermoso.
Saludos.
¡Conmovedor microrrelato! Por un lado los padres tratando de recrear un escenario perfecto donde su desaparecida hija vivía extraordinarias aventuras y por otro su hija que se había desconectado físicamente de sus padres acaba agradeciéndoles esa libertad y les pone rosas metafóricas (pienso) en sus historias.
ResponderEliminarUn abrazo didáctico.
Conmueve imaginar a esos padres. Imagino de una adolescente huida, o perdida cuanto menos, que cada semana acude, en alma cuanto menos, a ver dónde la sitúan los padres feliz.
ResponderEliminarImaginativo final. Un abrazo
La hija leía aquellas historias por la noche, y si alguna le gustaba depositaba una rosa sobre el cuaderno. Para mi esta cita literaria me encanto muy acorde
ResponderEliminarQué final más alucinante.
ResponderEliminarSaludos.
Preciosa micro-historia y plena tu imaginación compañero.
ResponderEliminarUn abrazo.
Uau, qué bella historia. Tiene reminiscencias de esos cuentos orientales tan bonitos para leer y contar.
ResponderEliminarUn abrazo.
Me has puesto los pelos de punta. Me ha encantado, es precioso, con tan pocas palabras.
ResponderEliminarUn besillo.
Un final conmovedor, para una historia que guarda tintes trágicos.
ResponderEliminarMuy bueno Julio David.
Un abrazo, ;)
¡Precioso, Tocayo! Me ha parecido emotivo y conmovedor, sobre todo por ese inesperado final. Quizás es la mejor forma de recordar a quien no ha de volver...
ResponderEliminar¡Un abrazo de jueves!
Tus finales siempre me sorprenden!
ResponderEliminarMuy buen relato.
Besos.
Me ha gustado mucho. Nadie se va del todo realmente.
ResponderEliminarBesotes!!!
Me ha sorprendido el final que no esperaba para nada, aunque triste.
ResponderEliminarBesos
Un texto original y creativo, Julio.
ResponderEliminarUn abrazo.
Mejor desconocer aquel camino de espinas al que la condujeron.
ResponderEliminarSí.
Un abrazo, JD.
Joder... que fuerte.
ResponderEliminarBrutal.
Saludos.
Que barbaridad, se queda uno destrozado tras la lectura de este tremendo micro...
ResponderEliminarMuy bueno, amigo
Es realmente bueno el texto. Ese final te deja pensativo y sujeto aún a un latido.
ResponderEliminarUn saludo
Buenísimo el texto Julio D, sorprende el contenido y más aún el final. Da sensación de vacío y tristeza.
ResponderEliminarSaludos
Puri
Muy bueno tu relato.
ResponderEliminarSoy argentina y este tipo de historias nos provoca angustia y conforta escribir sobre ellas finales más o menos felices.
Un final feliz, para un tema que deben sufrir muchas familias.
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