La rosa se negaba a morir: tenía rabia. Había sido regalada con devoción ardiente, en una época diáfana donde todo parecía posible. Sin embargo su destinataria (aún teniéndole cariño) ya no la consideraba crucial para su vida, por lo que la acomodó entre las páginas de un libro y la olvidó. Pocas semanas después el ambiente se impregnó de un olor a vainilla, y no demoró en comprobar que el libro había envejecido y marchitado: menos la rosa. Y donde ponía la rosa, el lugar se marchitaba. Entonces la enterró en el jardín y la casa se hundió con ella.
Bárbaro ese micro. La potencia de un símbolo de amor marchito. Muy bueno
ResponderEliminarUn saludo
Me ha encantado tu micro, no dejo de leerlo.
ResponderEliminarAsí se sienten los amores cuando se rompen marchitos como las flores, sin vida, secas, en agonía.
Un beso.
Hacía mucho tiempo que no leía algo tan bello, casi sublime. Tienes el don de poner belleza en todas las letras que llenan este blog.
ResponderEliminarUn abrazo.
Ay, las rosas y su vida tan efimera... A mí, usualmente, no me da tiempo siquiera a fotografiarlas...
ResponderEliminarUn abrazo
Me ha recordado a la rosa del Principito. Altiva y vengativa como ella sola.
ResponderEliminarBesotes!!!
Un texto perfecto, Julio. Muy creativo y original.
ResponderEliminarUn abrazo.
Si es que, a veces, hasta la cosa más linda (como puede ser una rosa) si se siente despechada, es capaz de todo.
ResponderEliminarGenial, Julio D.
¡Un beso!
Una venganza total de quien esperaba una entrega absoluta
ResponderEliminarToda rosa tiene su espina...
ResponderEliminarCarpe Diem!!!
Hoy canción, que llevas dos días muy negro...
https://www.youtube.com/watch?v=dv958EeZXHc
Un abrazo, psicológico.
A veces el poder de la rabia es superior al del amor, suele ser más duradero.
ResponderEliminarUn micro bellísimo, Julio.
Abrazo.
Qué enfadada estaba en verdad esa rosa, y qué gran poder le confería su decepción. Creo que a veces somos crueles hasta con los objetos, como si ellos no sintieran también...
ResponderEliminarBuen micro, tocayo. La última frase me ha impactado.
¡Un saludos!
El poder de la fragilidad.
ResponderEliminarMe ha encantado el micro.
Saludos.
Me encanta la manera ficticia y metafórica de mostrartos realidades. Yo me pinché con las espinas de esa rosa y se me marchitó el corazón.
ResponderEliminarSaludos
La venganza de la rosa olvidada, un amor que no se recuerda, está perdido.
ResponderEliminarUn abrazo.
¡¡¡ Precioso micro Julio D.!!! la rosa símbolo del amor por excelencia se vengó de su olvido.
ResponderEliminarEl abandono le provocó la ira aniquilando todo lo que tocaba.
Quiero felicitarte por tu prodigalidad en los textos, cuanta capacidad para escribir cosas bonitas. Tienes a las musas muy bien adiestradas.
Abrazos.
Puri
Genial.
ResponderEliminarEl poder del desamor es devastador.
Saludos.
Uy mucha tragedia. Muy bueno.
ResponderEliminarUn saludo
Parece que la gota rebosó el vaso y la rosa ahogó su esencia de amor para marchitar todo lo que hallaba a su paso.
ResponderEliminarPoético y bello te quedó esta vez el micro, amigo Julio David.
Un abrazo didáctico.
Muy poético este relato , impacta el final. Me has hecho recordar en un momento de mi vida. Un compañero de trabajo me pidió que le acompañara a comprar un bolso para regalarselo a una amiga. Se lo quería enviar por correo y compramos , el bolso, un libro y dentro metimos una rosa, No supe que impacto le causaría a su amiga ese regalo. ¿La rosa llegaría marchita? Un abrazo
ResponderEliminarLa historia mola y el final es realmente sorprendente. Pena de no haber usado sus efectos mejor, ¿no? Se me ocurren muchas aplicaciones para esa rosa tan guay :P
ResponderEliminarWow, cada vez te superas más a ti mismo. Chapeau!
ResponderEliminarBesos.
Es impresionante! Me has dejado paralizada,
ResponderEliminarEstoy leyendo toso los micros que me he perdido!
Me encanta!he leido cada uno de tus microrelatos y son tan TÚ... tienen tu personalidad, leerlos es literalmente encontrarme contigo... Venus y Jupiter son testigos..
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