Hoy la esperaba con una cena, pero no ha llegado. Tal vez haya
encontrado un atajo, o la hayan despedido de su trabajo, o haya vuelto al sueño
del cual salió.
martes, 29 de noviembre de 2016
Un amor al paso
miércoles, 23 de noviembre de 2016
El cómplice del asesinato
Una semana después, en medio de una fiesta que organizó en
su casa y producto de la fatiga, se dirigió a la cocina, tomó el mismo cuchillo
y, mientras cortaba el pan, comenzaron a brotar litros de sangre: efectivamente
el cuchillo se había vuelto en su contra, ¡lo estaba delatando! Acorralado, se
abrió las venas para poder justificar así, ante sus invitados, ese charco rojo
que se expandía a sus pies. Cuando le preguntaron por qué lo había hecho, dijo
que había sido un accidente.
Murió desangrado.
lunes, 21 de noviembre de 2016
Momentos vividos
domingo, 20 de noviembre de 2016
Gigantes
Papá me dijo que las norias en los parques de atracciones podían ser robadas por un gigante para armarse bicicletas. Por eso cuando nos subíamos a una, me pedía que no gritara para no alertarle sobre nuestra ubicación. Así, conteniendo el terror, superé el miedo a las alturas.
Hoy voy a hacer lo contrario y voy alertar al gigante sobre mi ubicación, por lo cual desarmaré la vieja bicicleta y colocaré sus ruedas afuera de mi casa, para cuando las encuentre me diga: “Hijo, me las llevo para ponerme a pedalear en el cielo”, o donde sea que esté ahora.
martes, 15 de noviembre de 2016
Las repercusiones del desamor
La rosa se negaba a morir: tenía rabia. Había sido regalada con devoción ardiente, en una época diáfana donde todo parecía posible. Sin embargo su destinataria (aún teniéndole cariño) ya no la consideraba crucial para su vida, por lo que la acomodó entre las páginas de un libro y la olvidó. Pocas semanas después el ambiente se impregnó de un olor a vainilla, y no demoró en comprobar que el libro había envejecido y marchitado: menos la rosa. Y donde ponía la rosa, el lugar se marchitaba. Entonces la enterró en el jardín y la casa se hundió con ella.
domingo, 13 de noviembre de 2016
No hay mal que por bien no venga
Cuando vuelve a casa llega relatándome historias imposibles,
muy propias de alguien con una imaginación privilegiada. Y esto no es lo más
extraño. Ayer volvió de jugar, y me dijo “cierra los ojos y estira las manos”.
Sobre ellas depositó un frasco que en su interior contenía un trozo de
arcoíris. “Lo capturé yo solito”, dijo con gran sonrisa. Para la navidad decoró
nuestra casa con luciérnagas; lo he
visto montado sobre una nube planear por el jardín; y darle vida, con sus
amiguitos, a pájaros hechos de madera. Creo que hice bien con castigarlo sin
internet, televisión ni consolas.
domingo, 6 de noviembre de 2016
Hostiles
Tras haber alcanzado los casi 20 mil millones de kilómetros del planeta Tierra, la sonda Voyager 1, lanzada en 1977 y cuyo fin tenía viajar por el universo para dar aviso a civilizaciones extraterrestres sobre nuestra existencia, se desprogramó y, en un hecho insólito, inició su recorrido de vuelta. Los gobiernos callaron suponiendo que se trataba de un error informático, pero cuando ya se hizo evidente, las alarmas se encendieron. El morbo, la expectación se apoderó de la humanidad. Finalmente el 2056 la sonda cayó en la Isla de Pascua. En ella venía grabado, en 56 idiomas, “No nos contacten”.
miércoles, 2 de noviembre de 2016
Una rosa sobre el cuaderno
Al mes de haber desaparecido su hija, los padres dejaron de
buscarla. Esta decisión obedecía al deseo de embellecer el incierto destino de
la persona más querida. ¿Para qué encontrarla, a riesgo de saber que fue
asesinada y quizás bajo qué inhumanas condiciones? Es por esto que, cada
semana, los padres escribían una historia donde situaban a su hija en aventuras
exóticas por el mundo, bella, contenta, plena de aprendizajes y romances de película.
Porque “ese es el fin que merecía”.
La hija leía aquellas historias por la noche, y si alguna le
gustaba depositaba una rosa sobre el cuaderno.
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