Despierto sobresaltado tras una pesadilla. No ha sido una buena siesta. Me paseo por la casa. Voy al comedor y unto un pedazo de pan en lo que sobró de la ensalada. Mastico sin ánimo. Apago la tele. Prendo la radio. Una deliciosa melodía de jazz me encamina, nuevamente, hacia el sueño. Me acuesto en el sofá. Por la cortina entreabierta de la ventana, veo cómo el viento inclina los árboles. A lo lejos, el sonido de una ambulancia, unos ladridos. Me voy quedando dormido a medida que la lluvia se intensifica. Despierto sobresaltado tras una pesadilla. Me siento solo.
Las pesadillas y la soledad suelen ir unidas... Y el sentimiento de desolación
ResponderEliminarUn abrazo, amigo
Tarde triste y desolada.
ResponderEliminarUn saludo.
Es que estamos solos.
ResponderEliminarTodo lo que nos rodea es un decorado.
El domingo tiene un poder oscuro.
ResponderEliminarUn saludo
Qué bien has transmitido tu "dominguear". Para mí lo peor son las tardes/noches de este día que te enfilan hacia el odioso lunes.
ResponderEliminarUn beso, y no te sientas solo que estamos aquí contigo, Julio D. ;-)
A ver si llega el lunes de una puñetera vez.
ResponderEliminarUn abrazo.
Un domingo triste y deprimente para el protagonista. Creo que todos hemos tenido alguno así :(
ResponderEliminarUn abrazo y feliz lunes, tocayo.
Si es desagradable tener pesadillas, más lo es estar, y sentirse, solo.
ResponderEliminarUn abrazo.
Esa frase final demuestra que le duele la soledad, y eso hace que el texto entristezca al lector.
ResponderEliminarSaludos.
No hay peor pesadilla que la de sentirse solo, pero no solo por decisión personal, sino obligado por las circunstancias.
ResponderEliminarUn abrazo didáctico.
No sé por qué los domingos se visten nostálgicos a medida que va llegando la tarde, tal vez, al día siguiente, saliera el sol.
ResponderEliminarUn beso.
Esto puede ocurrir cualquier día de la semana...
ResponderEliminarY es que somos solos.
Un abrazo, JD: