viernes, 28 de octubre de 2016

Un espectáculo mayor

En sus días tristes, ahora que vive sola, no tiene a quién contarle sus penas. “Ya se me va a pasar”, se repite a sí misma mientras cocina. A media tarde, al terminar sus quehaceres, se acomoda junto a la ventana y se da un baño de sol. Las lágrimas que ha contenido en su pecho se evaporan, dispersándose por la casa una nube que, a la mañana siguiente, cae en forma de rocío sobre sus plantas y flores; compañeras tan silenciosas como ella. Ciertamente es un espectáculo que la maravilla, aunque no tanto como cuando la visita su hija. 

jueves, 20 de octubre de 2016

Las convicciones del corazón

Fueron a la playa y adentraron los pies al mar. “Hijo, ¿te gustaría crear una nube? Es fácil, cierra los ojos y piensa en algo que te guste”. Al abrirlos, el papá le indicó que mirase arriba. “El agua se evapora y lleva tu deseo al cielo, y después una nube le da forma”. El niño sonrió ilusionado.

Cuarenta años después, cuando el hijo paseaba en una silla de ruedas a su padre, le dijo: “Viejo, sé que no lo puedes ver, pero te prometo que por fin va pasando mi nube con forma de dinosaurio”. El anciano sonrió ilusionado.

martes, 18 de octubre de 2016

Vale por dos

-Cada vez que se le pide a Margarita que dibuje a su familia, ella se dibuja con dos mujeres-. La directora se muestra severa-. ¿Entiende que somos un colegio con valores católicos, cierto?
-Revise los registros, soy casada, con éste hombre -responde la madre incorporándose, angustiada, de la silla. El marido, a su lado, interviene mal y poco. Bosteza, revisa el teléfono móvil en busca de correos.
-Margarita -dice la directora- ¿puedes decirme quién es tu mamá? Muéstramela. -La niña la apunta con el dedo. -Bien. Ahora dime, ¿quién es tu papá? -La niña vuelve a señalar a la mamá. 

domingo, 16 de octubre de 2016

Domingo de lluvia

Despierto sobresaltado tras una pesadilla. No ha sido una buena siesta. Me paseo por la casa. Voy al comedor y unto un pedazo de pan en lo que sobró de la ensalada. Mastico sin ánimo. Apago la tele. Prendo la radio. Una deliciosa melodía de jazz me encamina, nuevamente, hacia el sueño. Me acuesto en el sofá. Por la cortina entreabierta de la ventana, veo cómo el viento inclina los árboles. A lo lejos, el sonido de una ambulancia, unos ladridos. Me voy quedando dormido a medida que la lluvia se intensifica. Despierto sobresaltado tras una pesadilla. Me siento solo.

viernes, 14 de octubre de 2016

Una vez más

La tormenta solar apagó la tecnología y nos dejó momentáneamente ciegos. El terror nos precipitó a las calles, y sobrevino una estampida con atropellos y ahogos, y todos gritábamos por nuestras familias. La histeria colectiva se volvió una pandemia incurable. En algún lugar barcos y aviones se perdieron para siempre. Muchas bestias del mar salieron, muertas, a flote. Las cenizas de los bosques incendiados envolvieron las ciudades. Los satélites cayeron como meteoritos. Y los llantos y lamentos y auroras boreales duraron días, noches. Entonces la gente volvió a adorar al sol y a ofrecerle sacrificios, tal como se hacía antes.

domingo, 9 de octubre de 2016

La causa

Mi abuela volvió cuando ya anochecía. Nos dijo que se había quedado dormida en el banco del parque. Es posible, pero como sabemos que tiene principio de alzhéimer, y por su propio resguardo, preferimos dejarla encerrada en casa. Una tarde me llamó al dormitorio: “La verdad es que me contactaron los extraterrestres. Tienen la cura, pero debo irme a su planeta”. Asentí para tranquilizarla.

No sabemos cómo escapó, pero hoy cumple una semana desaparecida. Y aunque la buscamos por todos lados, no hay rastro. Por eso a veces miro al cielo y elijo una estrella: sí, por ahí debe estar.

martes, 4 de octubre de 2016

Amarse hoy

Las citas se han vuelto frecuentes y las conversaciones interminables. Él le dice que cada vez que piensa en ella, por las paredes trepan rosales donde se vienen a posar saltamontes, ruiseñores y mariposas. Ella, para no ser menos, le dice que le florecen margaritas en el pelo, las que deshoja lentamente pensando en un "me quiere, no me quiere". Y da lo mismo que él sea un gordo sudoroso echado todo el día en el sofá, y ella sea una huesuda negada a depilarse. Son las ventajas del chat, más todavía si no hay cámara web de por medio.