Por las mañanas, lo de siempre: se viste con desgano, no se afeita, apenas desayuna. Eso sí, fuma mucho. Y piensa todavía más. Luego se seca las lágrimas. Es hora de partir al trabajo. Apaga el cigarro en la mesa, entre un montón de cosas sucias y malolientes. Y antes de cerrar la puerta tras de sí, nunca olvida despedirse de su esposa, la que le responde desde algún rincón de la casa: "Chao amor, nos vemos a la noche".
Ahora puede enfrentar el día con ánimo, asumiendo que esa voz que ama escuchar no es parte de su imaginación.
"No son los males violentos los que nos marcan, sino los males sordos, los insistentes, los tolerables, aquellos qué forman parte de nuestra rutina y nos minan meticulosamente como el tiempo". E. Cioran.
ResponderEliminarTambién me inspiras más allá del texto ;)
Un abrazo, JD.
Esa voz que solo está en su imaginación es quien le anima a seguir adelante,lo demás no importa, la maloliente casa donde vive es solo el refugio donde alberga sus recuerdos.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho Julio D.
Besos silenciosos.
Puri
Maravilloso. Ese final es triste y me encantó.
ResponderEliminarSaludos.
Cuánta monotonía hay es esas palabras. sin darse cuenta son costumbres de desorden que deja paso a que su mujer las arregle. Un abrazo
ResponderEliminarCuando la realidad no nos aporta fuerzas suficientes para seguir adelante, es una buena medida agarrarse a la imaginación.
ResponderEliminarUn abrazo.
¿Qué sería de nosotros si no tuviésemos algo real a lo que aferrarnos? Aunque, bien pensado, también necesitamos algo imaginario... Besotes!!!
ResponderEliminarBien dice Juan Gabriel que la costumbre es más fuerte que el amor. En este caso creo van de la mano.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho Julio.
Un abrazo.
Qué duro es vivir...
ResponderEliminarSaludos.
Curioso relato donde una voz amada impulsa a seguir adelante a pesar de todo lo que hay en contra. También podía él poner un poquito más de su parte ¿No?
ResponderEliminarSaludos
Hay que tener algo a lo que agarrarse.
ResponderEliminarUn abrazo.
La fuerza de la costumbre, llamada también “rutina”, no tiene porque desvirtuar, mermar, el vivir de alguien. Más allá del desorden concreto del personaje su vida, cada día, puede ser una aventura…
ResponderEliminarEsa voz que ama dice mucho de la realidad que viven.
Un abrazo, Julio.
Una pérdida y mucho dolor es lo que intuye en este micro.
ResponderEliminarUn besillo.
que triste...pero así puede ser la vida....
ResponderEliminarAmar tanto a alguien tiene una peligrosa contrapartida, y es el vacío atroz que deja su ausencia...
ResponderEliminarUn micro muy micro y sin embargo lleno de fuerza, ¡genial!.
Un abrazo, tocayo
Gran reflexión existencial, Julio David, sirviéndote de esa paradoja, donde la obtención del sustento trae consigo sufrimiento y soledad, en lugar de alegría y satisfacción. Gracias a que el amor derriba montañas y cura las heridas del alma.
ResponderEliminarUn abrazo didáctico.