El mago oficiaba su última presentación y buscaba retirarse en gloria y majestad. Es por eso que cuando, en un auditorio lleno, no logró sacar el conejo del sombrero (y aterrado de verse ante un error) en vez de rendirse, ahondó más la mano hasta que, finalmente, cayó adentro como atraído por una fuerza.
Solo el tiempo les demostró a todos que este no era un truco de magia más.
Ahora el sombrero descansa en la propia casa del artista, donde dicen que se ha visto al mago, ciertas noches, solo y apurado, cargando bolsas con zanahoria hacia su interior.
Muy bueno , ya tenemos conejo. Un abrazo
ResponderEliminarLa magia no se resignó a jubilarse y se adueñó de la vida.
ResponderEliminarUn abrazo.
Muy bueno, al final tuvo su gran número.
ResponderEliminarUn besillo.
Jajajaja me encanta. La venganza de los conejos is real XD
ResponderEliminarMe imagino una especie de megaconejo inmenso y tiránico, ¿no?
Buenísimo Julio, la venganza de los conejos puede aparecer en cualquier momento. Ahora no para de acarrear zanahorias.
ResponderEliminarRepito muy bueno jjj.
Besos
Puri
Bravo por el gremio de conejos. El sindicalista logró ganar las paritarias.
ResponderEliminarSaludos.
Siempre sospeche que el truco del conejo y la chistera encerrada algo siniestro... Siempre lo sospeche...
ResponderEliminarMuy bueno.
ResponderEliminarHay que alimentar la magia...
;)
Un abrazo, JD.