Le tomó tiempo llegar hasta donde nos encontrábamos con mi
compañero, quienes cuidábamos de depredadores a los pingüinos recientemente
masacrados. El animal se detuvo un momento frente al espectáculo. Luego se
abrió paso entre los cuerpos, dando graznidos, hasta que paró ante un cadáver
en particular. Solo ahí calló. Como es nuestro deber, nos acercamos y alzamos los
garrotes. El pingüino nos miró y, sin intentar escapar, agachó la cabeza... No
pudimos. "Igualmente morirá de pena", le dije a mi compañero. Él cayó de rodillas
y lloró. Yo también. Era la primera vez que mirábamos, verdaderamente, uno a
los ojos.
Un tanto desgarrador...
ResponderEliminarSaludos.
Como la vida misma.
EliminarUn abrazo psicológico.
Me dejas sin palabras...
ResponderEliminarUn abrazo.
Ay, eso es malo o bueno?
EliminarUn abrazo psicológico.
Ufff lo que nos dice este micro. Un abrazo
ResponderEliminarOtro abrazo (psicológico) para ti, Mamen.
EliminarEscalofriante es la matanza de animales indefensos que son una presa fácil de la maldad y codicia humana.
ResponderEliminarEl animal se rinde ante su verdugo. Aunque en este micro acabe generando una reacción piadosa por parte de este. Demasiado tarde.
Un abrazo.
Nos comemos a los animales (el mal menor), experimentamos con ellos, los matamos por diversión, por maldad y codicia. La mala suerte (dirán ellos) que hayamos sido los humanos los que evolucionamos.
EliminarUn abrazo psicológico.
Reconocer en el otro al ser que realmente es, desarma. Sólo desde la ignorancia del otro es posible causar dolor y muerte.
ResponderEliminarNo puedo agregar a tu comentario más que un: muy bien dicho.
EliminarUn abrazo psicológico.
Por favor, me dejas compungida. Adoro a esos animalitos. Somos unos salvajes los humanos :(
ResponderEliminarBesos
Salvajes en todo sentido. Hasta en lo más mínimo pecamos de exagerados.
EliminarUn abrazo psicológico.
Uf, es que los ojos revelan todo, hasta en los animales. Y ver la pena o el sufrimiento que no pueden verbalizar en los ojos de uno es de las cosas más tristes que existen.
ResponderEliminarComo siempre, genial, Julio D.
Un beso
Como se dice, los ojos son la ventana del alma. Y hasta para los animales aplica esa expresión. Los humanos también somos animales, así que aplica para todos.
EliminarUn abrazo psicológico.
Ainssss qué brutalidad, se me han bloqueado hasta los dedos que no me dejan escribir.
ResponderEliminarUn beso.
Necesitas urgente un masaje! jeje
EliminarUn abrazo psicológico.
Siempre la palabra concisa con la profundidad acostumbrada.
ResponderEliminarUn abrazo, Julio.
Es siempre grato recibir tus comentarios, Ernesto.
EliminarUn abrazo psicológico.
Desgarrador y profundo con ese cuadro de El Grito de Munt.
ResponderEliminarUna síntesis extraordinaria.
¡Abrazos didácticos!
Me impongo un máximo de 100 palabras. De a poco me voy acostumbrando a sintetizar.
EliminarUn abrazo autodidáctico.
Como si darse cuenta de lo que hicieron cambiara algo. Un micro tremendo, Julio.
ResponderEliminarSaludos.
Que les sirva para tener culpa y pesadillas el resto de su vida, me conformo.
EliminarAgradecido por tu visita, Raúl.
Un abrazo psicológico.
A partir de ese momento, su compañero y él, se prometieron no volver a hacerlo. No mirar nunca más a un pingüino a los ojos.
ResponderEliminarUn abrazo.
Claro, dándole un giro cruel jaja
EliminarUn abrazo psicológico.
A veces, pocas, hasta en medio de una barbarie, se puede entrever un atisbo de humanidad...
ResponderEliminarBesos, Julio David.
Lo que los japoneses llaman "satori", o sea, un momento, un instante de iluminación en medio de tu rutina, que le da un giro a toda tu existencia, y la hace comprenderla desde otra perspectiva.
EliminarUn abrazo psicológico.
Qué duro, pero qué aleccionador tu micro, Julio. Son terribles las masacres que se comenten contra estos animales, y ojalá la solución para detener a sus verdugos fuera que miraran a los ojos, de verdad, a quienes tanto daño hacen.
ResponderEliminarEscalofriante, se me han venido a la cabeza ciertas imágenes...
¡Un abrazo de lunes!
Pinguinos, rinocerontes, elefantes, leopardos, focas, la lista suma y sigue... Esto no es novedad para nadie, pero los animales en peligro de extinción son variados por culpa, claro, del ser humano.
EliminarUn abrazo psicológico.
Terrible y profundo relato: conmueve. Un abrazo
ResponderEliminarGrata sorpresa, José Ángel. Bienvenido al blog. Mi primer abrazo psicológico para ti.
EliminarHola David , el ser humano es el único animal que no respeta a ninguna especie , si no es por sabrevivir , es por las pieles o por sus organanos ya que en algunas culturas dicen que son afrodisiacos , en fin que nosotros mismo nos estamos cargando el ecositema y las especies , para que el día del mañana , el que venga no se encuentre ningúna especie a la que contemplar y admirar , este es un micro un tanto cruel pero muy certero , yo diria tan real como la vida misma , te deseo una feliz semana , un saludo de Flor.
ResponderEliminarEl ser humano, no conforme con empeñarse en extinguir al resto de los animales con los que convive en el planeta, también se ha vuelto un depredador insaciable de su propia especie. Nos mueve una fascinación por la muerte impresionante.
EliminarUn abrazo psicológico.
Ufffffffffff.... joder, que pena me ha entrado... vaya tela...
ResponderEliminarSaludos.
Muy mala. De las peores posibles.
EliminarUn abrazo psicológico.
Lo más curioso de todo es que podríamos cambiar "pingüinos" por judíos, chechenos, kurdos, gitanos, saharauis, tutsis, palestinos... Y quién sabe cuántas etnias más de las que no sabemos nada, que han pasado sin pena ni gloria por las páginas de la historia, que han sido exterminadas sin que nadie escuchara sus gritos de agonía...
ResponderEliminarEs muy cierto, y no sabes cuánto te lo agradezco. En este texto, ciertamente, podrían ser los "pinguinos" una metáfora a la guerra entre etnias: el poder, el control, el exterminio de unos sobre otros.
EliminarUn abrazo psicológico.
Tan desgarrador como la vida misma... Que pena...
ResponderEliminarUn abrazo, amigo
Usted lo ha dicho, sr.
EliminarUn abrazo psicológico.
Bestial relato y no lo digo por los pingüinos precisamente,lo digo por los humanos que ostentan este calificativo tan injustamente.
ResponderEliminarSaludos compañero.
De todas las bestias, estamos en el pináculo.
EliminarUn abrazo psicológico.
Interesante propuesta la que nos traes. Ese darse cuenta los matadores de animales que pueden llegar a tener alma. Triste y sensible. La primera frase es compleja de entender (para mí), está como escrita al revés. Me ha costado entenderla.
ResponderEliminarJaja pues me rindo. Siempre hay algo que no entiendes o no te deja conforme en mis historias, y está bien que así sea, pues cada texto es un intento por mejorar en relación al anterior. Vamos a ver si cuando vaya por el microrrelato mil, ya lo haya conseguido.
EliminarUn abrazo psicológico.
Me has matado de pena, Julio. Cabrón.
ResponderEliminarNo no no señor, aquí no se me muere más nadie!
EliminarUn abrazo psicológico.
Un montón de lágrimas brotaron de mis ojos al imaginar la cabeza del pingüino dispuesto para ser aniquilado.
ResponderEliminarTriste situación Julio David, yo que soy una amante de los animales ante situaciones como la que nos cuentas me siento fatal.
Hay situaciones que conviene recordar para darnos cuenta de lo cruel que es el ser humano.
Besos Julio David.
Puri
Somos muchos los que defendemos el derecho a la vida en paz del resto de los animales, siendo el ser humano un animal también (no me canso de repetirlo). Es brutal e injusto el dominio que ejercemos sobre ellos. Ciertamente los vemos como objetos. Ya suficiente hacemos al comerlos (te lo digo yo, que soy carnívoro).
EliminarUn abrazo psicológico.