¿Cómo se sobrevive al fracaso? Pues Antonio, con alcohol: la anestesia del corazón por excelencia. Del corazón de Antonio y de millones: como su mamá, por ejemplo. Sospechaba que su hijo se encerraba a beber en el dormitorio pero comprobarlo la desmoronó. ¿Cómo sobrevive ella al fracaso de tener un hijo alcohólico? Con alcohol. Se encierran juntos a beber en casa ¿Qué hizo el papá cuando los descubrió? Lo asumió como un fracaso. ¿Y cómo lo sobrevive? Con alcohol. Se encierran todos a beber en familia. Lo hacen por separado y nadie sabe la causa de la adicción del otro.
domingo, 29 de mayo de 2016
domingo, 22 de mayo de 2016
Amor eterno
Le tomó tiempo llegar hasta donde nos encontrábamos con mi
compañero, quienes cuidábamos de depredadores a los pingüinos recientemente
masacrados. El animal se detuvo un momento frente al espectáculo. Luego se
abrió paso entre los cuerpos, dando graznidos, hasta que paró ante un cadáver
en particular. Solo ahí calló. Como es nuestro deber, nos acercamos y alzamos los
garrotes. El pingüino nos miró y, sin intentar escapar, agachó la cabeza... No
pudimos. "Igualmente morirá de pena", le dije a mi compañero. Él cayó de rodillas
y lloró. Yo también. Era la primera vez que mirábamos, verdaderamente, uno a
los ojos.
miércoles, 18 de mayo de 2016
De una puta vez
No respetó la orden de alejamiento y recorrería el mundo hasta dar con su ex. Tampoco tuvo que buscar tanto: la encontró donde la abuela. Martillo en mano, las intimidó fácilmente. A la viejita le bastó empujarla para romperle la cadera. Mientras la otra, con el pavor de siempre, se encerraba a rezar en el baño. Y rezó. Rezó. Rezó hasta qué, finalmente, aparecieron los ángeles. También hadas y unicornios, y Superman y Iron Man. Todos bloqueándole el paso al agresor.
Es el microrrelato más inverosímil, el peor, pero no importa mientras la víctima se salve de una puta vez.
domingo, 15 de mayo de 2016
Carta desde el futuro: cambio climático (2)
El cambio climático se volvió real. Siempre lo fue, pero ahora lo podemos comprobar en nuestros mapas: el mar se ha tragado las costas, configurando una nueva geografía. Mi papá, que fue parte de la primera generación que presenció este proceso acelerado, no paraba de recordármelo: "Allá -me decía indicando un lugar indeterminado del océano- vivió tu abuelo". Yo asentía sin poder creérmelo.
El cambio climático sigue, seguirá su curso. Esto que ves aquí, antes era tierra firme. De hecho, allá vivió tu abuelo, le digo a mi hijo, indicándole un lugar indeterminado del océano.
También asiente sin poder creérselo.
sábado, 14 de mayo de 2016
La oportunidad
Entró al salón con un arma. Finalmente mi amigo cumplía su promesa: someter a quienes lo molestan. También prometió disparos, pero en cambio recitó un discurso de memoria sobre la fraternidad. ¡Qué inocente, creer que puede sensibilizar a estos gorilas!... Bueno, si él no aprovechó su momento, entonces yo aprovecharía el mío.
-Oye, fue Esteban el que empezó a decirte homosexual -lo interrumpí-. Y como aquí lo tienen por líder, dispárale para que todos te respeten.
Un balazo, y mis compañeros huyeron sacudidos por el espanto. Excepto Esteban, que se desangraba. Me acerqué y le dije: yo tampoco soy maricón.
martes, 10 de mayo de 2016
El remanente
La lluvia se filtró y humedeció unas cajas. Al otro día las
sequé al sol y las olvidé. Tarde se me ocurrió mirar adentro. En una de ellas
guardo tus cartas. Pocas se salvaron. Pero una en particular, la primera que
escribiste, floreció. Y entre la vegetación, dos cositas, dos seres, desnudos,
que se aman. Somos tú y yo. No te imaginas cómo los odio: me recuerdan cosas,
las reviven, me renuevan falsas esperanzas. Es por eso que riego tu última carta,
la de la despedida, a la espera de que nazca algo monstruoso que nos mate de
una vez.
jueves, 5 de mayo de 2016
Soledades y soledades
"El universo es tan abismal, que de existir otras vidas, en otras galaxias, también deben estar mirando sus propios cielos preguntándose si están solos. El Espacio nos separa de tal manera, que crea soledades inconmensurables a nuestro alrededor".
-Profesor, aquí... ¡Hola! Tengo una pregunta. No tiene que ver con lo que habla, aunque quizás sí. Es que ya que tocó el tema de la soledad, a usted que tanto le preocupa saber si estamos solos, ¿qué hay de mi soledad? No le importó abandonarme para irse con otra más joven. "Tú eres mi universo", me decía... y aquí estoy, sola.
El naranjo
Usted estaba convencida de que su hijo menor, y quien fuera uno de mis tíos favoritos, continuaba vivo pero en el cuerpo del perro. Que ahí estaba su alma. Nunca supe cómo llegó a esa conclusión. Sospechaba que tenía demencia senil, aunque cuando la visitaba, la veía siempre cuerda y serena.
Recuerdo verla tardes enteras en el jardín y, acompañada de la mascota, hablarle sobre lo mucho que le gustaba el naranjo que alguna vez plantaron juntos.
Ahora, con su partida, la entiendo. Quizás la muerte nos trastorna un poco. Solo véame aquí frente al naranjo contándole esta historia, abuelita.
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