sábado, 20 de febrero de 2016

Humanos de segunda clase

Hubo un atentado en la ciudad que visitaba. La niña a la que le había dado una moneda, yacía sobre mí en condiciones todavía más críticas. Como yo era el único americano, me auxiliaron de inmediato.

Al volver a mi país, fui recibido como héroe. Todos me querían, di entrevistas, exageré los hechos, participé en un reality show, me hice millonario. Luego me sobrevino la culpa y huí de esos buitres ávidos por el morbo. Es por eso que volví a la ciudad del atentado para redimirme. Y volví a ver a la niña. Esta vez le dejé dos monedas.

2 comentarios:

  1. Tus relatos son como el caldo concentrado. Quizá es más difícil ser tan conceptual que enrollarse. yo soy de las que me enrollo, ja,ja. Este me ha gustado especialmente. Un abrazo.

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    1. Jaja qué buen titulo para un blog de microrrelatos!: caldo concentrado. Me gusta.

      En todo caso, todo depende de lo que escribas: tu blog trata sobre vivencias personales, por lo que está bien enrollarse un poquito.

      Un abrazo psicológico.

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