domingo, 29 de noviembre de 2015

Carta desde el futuro: cambio climático

Van años que los pájaros que anuncian la lluvia, equivocan predicciones. Es que la naturaleza dejó de ser sabia, o quizás nunca lo fue del todo. La evidencia es el ser humano al pináculo de la evolución: donde unos ven bandadas nostálgicas y confundidas, otros leen designios inquisitivos. ¡Aquí vienen los ángeles!, vociferan, al verlos emerger de la polvareda rojiza del horizonte. Y la única lluvia que traen consigo, es la que se me cuela en la memoria: vívidos grabados de tierra húmeda, parecidos a los documentales que los ecologistas proyectan en la plaza desde que se tomaron el país.

sábado, 28 de noviembre de 2015

El último recurso

Se fue convirtiendo en hombre lobo cuando mejor la pasaba con su cita en el restaurante. Tanta preparación, tanto esfuerzo por convencer, por agradar a su musa, ahora a segundos de estropearlo todo por haber olvidado la luna llena. Acorralado, sabiendo lo imposible que es luchar contra la naturaleza, optó, por el bien de ambos, revelar de una vez por todas su secreto.

-No es tan terrible después de todo -dijo la bestia a su petrificada acompañante, apenas dejándose oír entre el griterío-. Porque ahora sí tengo fuerzas para descorchar el vino, mira... ¿Acaso no es punto a mi favor?

domingo, 22 de noviembre de 2015

El luto

Muerta la señora, la casa se rehusó a ser nuevamente habitada. Es por esto que el hijo mayor (quien la ocupaba mientras tramitaba la venta de la misma), debió poner a prueba su tenacidad frente al sentimiento de rechazo que se hacía patente en las tazas, lámparas, sillas, cosas varias que retrocedían con recelo ante su presencia.

No, no era bienvenido. Y la casa, gentil hasta entonces, se lo volvió a explicar la madrugada en que se apagó la luz al tiempo que se abrió la puerta principal con sereno proceder para brindarle al intruso la última oportunidad de irse.

miércoles, 18 de noviembre de 2015

Una solución fantástica que tampoco resultó

Vencido, el Estado Islámico abandona las entrañas lluviosas de un bosque ya cercado. Aún sin municiones, el ímpetu ideológico por expandir el califato -que prepara la llegada del juicio final- los trastornó tanto, que cargaban palos y cuchillos en un último intento por prevalecer su convicción.

Con nuestros tanques apuntándolos, un ovni se interpone al aterrizar entre los cuerpos regados por Dabiq. Un hombrecillo se asoma: "¡Paren, locos de mierda! Yihadistas, su epopeya es inútil: Dios no existe. Y aliados, no más tecnología mientras sea para la dominación mundial".

No sé de qué bando salió la piedra que lo derribó.

jueves, 5 de noviembre de 2015

Soledad en retroceso

Entre mis pertenencias, noté que faltaban las cartas de mi novia. Con prisa, la desesperación por encontrarlas fue dando paso a la rabia; hasta que apareció ella para contenerme. Entonces no me quedó más que confesarle que las había perdido. "Lo sé, porque las botaste", me dijo. Al comienzo se lo negué, aunque no me tomó mucho comprobar que estaba en lo cierto: yo las había echado a la basura. Quise explicárselo, pero preferí abrazarla y pedirle perdón.

Verdaderamente esa madrugada me aferré como nunca a su cuerpo, al recordar que ella no estaba ahí; que ya se había ido.

martes, 3 de noviembre de 2015

Más razones para dejar de beber

Integrantes de una secta religiosa llamaron a mi puerta. Me explicaron que, tras su última reunión, acordaron nombrarme su líder, por lo que me condujeron a una casona custodiada por un viñedo a las afueras de la ciudad. Ahí me acomodaron bajo un árbol con decenas de fieles alrededor.

"Disculpen, solo les quise seguir el juego porque estoy ebrio y la idea me pareció chistosa. Pero ahora sé que va en serio... Miren; yo por esta noche voy a ser su líder, si a cambio dejan tomarme un último vasito de vino. ¡Pero desde mañana hagamos algo con nuestras vidas!".

lunes, 2 de noviembre de 2015

Micro-pellet

Un pinchazo en la primera sesión y acabaría con su alcoholismo de media década de golpe (tres meses de abstinencia le aseguraba este medicamento). Pero a la espera de ser atendido, el pánico lo impulsó a escapar de la oficina. Perdido y semidesnudo, recorrió varias cuadras hasta dar con una tienda de licores. "¡Me lo voy a tomar todo!". Cerró los ojos y se lanzó contra la vitrina, cayendo del otro lado sobre la camilla del consultorio.

-¿Seguro que quieres hacer esto, o vas a salir corriendo de nuevo? -Lo despertó el doctor.
-No, ya no voy a huir más.